LA MAYOR GESTA CÍVICA DE LOS ARGENTINOS

EL 23 DE AGOSTO DE 2012 SE CUMPLIRÁN 200 AÑOS DEL "ÉXODO JUJEÑO", LA MAYOR GESTA CÍVICA DE LOS ARGENTINOS.
PIDAMOS QUE EL 23 DE AGOSTO SEA DECLARADO "DÍA NACIONAL DEL COMPROMISO CÍVICO", Y SE TRANSFORME EN FERIADO NACIONAL.

lunes, 19 de diciembre de 2011

23 de agosto de 1812: El Éxodo Jujeño, por Andres Mendieta (para “El Intransigente” del 25-08-09)


Hoy se cum­ple un nuevo aniver­sa­rio de “El Éxodo Jujeño”, un epi­so­dio his­tó­rico rele­vante y deci­sivo para la con­for­ma­ción de la Nación Argentina.

San Mar­tín, un grande en la glo­ria y el sacri­fi­cio Mues­tra en home­naje a San Mar­tín BEL­GRANO: ” ¡AY PATRIA MÍA! ”

“El Héroe del Éxodo, el gene­ral Manuel Bel­grano, poseído de un alma blanca y sen­ti­mien­tos mag­ná­ni­mos era un tra­sunto de la belleza espi­ri­tual ática, cuya inte­li­gen­cia había sido ali­men­tada por la con­ti­nua y medi­tada lec­tura de la filo­so­fía anti­gua y el cla­si­cismo de Homero o Vir­gi­lio, Plu­tarco o Suetonio.”

En 1920 el pro­fe­sor Teo­doro Sara­via así lo defi­nió al crea­dor de la Ban­dera durante una con­fe­ren­cia que pro­nun­ció en el Cole­gio Nacio­nal de Jujuy con­me­mo­rando un nuevo aniver­sa­rio de la orden impar­tida por el jefe mili­tar para que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad sin dejar nada que pudie­ran apro­ve­char los rea­lis­tas que venían avan­zando triun­fante desde el Alto Perú.
Este patrió­tico epi­so­dio se regis­tró el 23 de agosto de 1812. El gobierno de Bue­nos Aires, al renun­ciar Puey­rre­dón de con­du­cir el Ejér­cito de Norte y retor­nar Juan José Cas­te­lli a la ex capi­tal del virrei­nato, designó a Manuel Bel­grano para reor­ga­ni­zar la fuerza y mar­char hacia el norte.

No fue fácil su tarea. Esta­ble­ció el cam­pa­mento gene­ral en Campo Santo y pos­te­rior­mente lo tras­lada a Jujuy donde reor­ga­nizó las tro­pas; aten­dió los asun­tos polí­ti­cos; levantó el nivel moral y patrió­tico de los pobla­do­res; esfuerzo que no fue acom­pa­ñado por el gobierno de Bue­nos Aires.

Corría el año 1812. Los rea­lis­tas esti­ma­ban que había lle­gado el momento ade­cuado para reco­brar len­ta­mente el virrei­nato del Río de la Plata des­pués del grito de Mayo de 1810.

El desas­tre de Hua­qui (río Des­agua­dero) con­si­de­rado por los his­to­ria­do­res como pro­ducto de un ejér­cito des­mo­ra­li­zado, indis­ci­pli­nado, sufriendo la falta de recur­sos y arma­men­tos y diez­mado por el palu­dismo; sin valor com­ba­tivo regresó a Salta al frente de Juan José Via­monte para luego con­ti­nuar hacia el sur bajo las órde­nes de Juan Mar­tín de Puey­rre­dón ante la ase­chan­zas de ser ata­cado y des­truido por Goyeneche.

Este jefe rea­lista, aun­que nacido en Are­quipa (Perú), al frente de cua­tro mil se apres­taba a avan­zar sobre Bue­nos Aires en cono­ci­miento que el segundo triun­vi­rato pre­va­le­cía serias desave­nen­cias entre sus com­po­nen­tes, inició su mar­char desde el Alto Perú debiendo sopor­tar en el tra­yecto algu­nos cona­tos sub­ver­si­vos en Cocha­bamba obli­gán­dolo a dis­traer su aten­ción sobre el obje­tivo trazado.

Aquí enco­mendó a ope­rar en toda la zona al gene­ral Pío Tris­tán. Ante el emi­nente peli­gro que los espa­ño­les de recu­pe­ra­ran estas tie­rras el Triun­vi­rato deci­dió tras­la­dar la fábrica de armas ins­ta­lada Tucu­mán hacia Cór­doba Bel­grano no lo juzgó con­ve­niente y el taller con­ti­núo fun­cio­nando en su lugar de ori­gen y, pos­te­rior­mente, en un cole­gio reli­gioso de Los Lules.

A los efec­tos de bus­car un impe­di­mento para que las fuer­zas inva­so­ras avan­za­ran hacia el sur de la actual Boli­via le ordenó a Anto­nio Gon­zá­lez Bal­carce, en su cali­dad de jefe de van­guar­dia, se tras­la­dase hasta Humahuaca y estu­diar las posi­bi­li­da­des de apo­yar a los patrio­tas de Cochabamba.

En su mar­cha, Bal­carce no per­dió tiempo en reclu­tar mili­cia­nos for­mando una caba­lle­ría gau­cha. Mien­tras tanto Bel­grano en Jujuy hizo ben­de­cir, en la Cate­dral, una ban­dera con el pro­pó­sito de con­ta­giar el sen­tido de patria entre los veci­nos del lugar. No obs­tante las medi­das adop­ta­das para con­te­ner a los rea­lis­tas dis­pu­sie­ron que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad sin dejar nada que pudie­ran apro­ve­char sus enemigos.

El ejér­cito espa­ñol venía aplas­tando todo foco de resis­ten­cia patrió­tica desde Cocha­bamba y deci­dió que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad lle­vando con­sigo todo tipo de armas, ganado vacuno, caba­lla­res, mula­res y lana­res; levan­tar la cose­cha de las plan­ta­cio­nes y los comer­cian­tes emba­lar su mer­ca­de­ría y remi­tirla a Tucu­mán. Nada debía que­dar para los invasores.

Este hom­bre de gran talento tam­bién dictó seve­ras san­cio­nes, impo­niendo una férrea dis­ci­plina lle­gando al fusi­la­miento, para todos aque­llos que “por sus con­ver­sa­cio­nes o por hechos, aten­tara con­tra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o con­di­ción que fuese; a los que impe­ra­sen desaliento.

Nada detuvo a Manuel Bel­grano en su obje­tivo epi­so­dio que enor­gu­llece al país con el his­tó­rico: “Éxodo Jujeño”. Manuel Bel­grano fue el último en ausen­tarse la ciu­dad des­ha­bi­tada. Para aco­sar a las tro­pas de Pío Tris­tán quedó en la reta­guar­dia patriota Eus­ta­quio Díaz Vélez. El com­bate de Las Pie­dras. En Cobos el hos­ti­ga­miento adqui­rió mayor violencia.

Los hom­bres esta­ban can­sa­dos por el duro tra­jín hasta lle­gar a des­mo­ra­li­zar­los. Allí el tem­ple del crea­dor de la ban­dera se hizo notar con ener­gía. Mandó a fusi­lar a dos sol­da­dos y apli­car­les seve­ros cas­ti­gos a algu­nos oficiales.

Los rea­lis­tas enva­len­to­na­dos ante este ejér­cito que se reti­raba, el 3 de setiem­bre de 1812, deci­die­ron car­gar sobre la reta­guar­dia. Inme­dia­ta­mente Bel­grano cam­bió de posi­ción y atacó a Tris­tán derro­tán­dolo com­ple­ta­mente, dejando en el campo de bata­lla dos ofi­cia­les y cin­cuenta y ocho sol­da­dos muer­tos, varios heri­dos, cua­renta pri­sio­ne­ros y ciento cin­cuenta fusi­les. Este com­bate se lo conoce como el de Las Pie­dras. Con esta acción faci­litó a Tucu­mán pre­pa­rarse para reci­bir al ejér­cito inva­sor el 23 del mismo mes en una bata­lla confusa.

Pero las fuer­zas del gene­ral Bel­grano derro­ta­ron com­ple­ta­mente al enemigo. Los espa­ño­les reco­no­cie­ron la derrota, más no admi­tie­ron ren­dirse, y se reti­ra­ron hacia Salta. El Éxodo Jujeño debe figu­rar en los fri­sos más altos de la vene­ra­ción popu­lar por la acti­tud heroica, donde el aporte de cada uno de los juje­ños es el sacri­fi­cio que pone el sello excep­cio­nal de una acción

Fuente: El Intransigente

Autor: Andrés Mendieta

Publicado en :

http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2009/08/25/23-de-agosto-de-1812-el-exodo-jujeno/

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